China es un ejemplo, al menos para dictadores y dirigentes
autoritarios. El régimen comunista de Beijing filtra y espía Internet
con un sutil sistema sin parangón que incluye en la tarea incluso a
grandes empresas tecnológicas como Google.
Pero el gigante asiático no es el único Estado que impone
limitaciones al acceso a la red. Cada vez más personas se informan e
intercambian datos en Internet, por lo que quienes ejercen el poder
tratan de mantener el control también en el ciberespacio.
ENEMIGOS DE INTERNET
Amén de Beijing, la
organización no gubernamental elabora una lista de “enemigos de
Internet” con un total de 11 países, entre ellos Vietnam, Irán, Arabia
Saudí, Siria, Túnez o Egipto. “En esos Estados los usuarios sospechosos
son perseguidos sistemáticamente y se utilizan grandes medios
tecnológicos para evitar el acceso a información incómoda”, denuncia
RSF.
Algunos gobiernos autoritarios incluso cortan el acceso a Internet,
como en Cuba, Myanmar, Tayikistán o Corea del Norte. RSF denuncia que
otra forma de censura se logra con conexiones lentas y precios altos. En
territorio cubano, por ejemplo, una hora de acceso a la red cuesta en
torno a 1,50 dólares (un euro), una cantidad exhorbitante para la
mayoría de los habitantes de la isla.
Pero esta censura los regímenes autoritarios no la acometen a solas.
El actual enfrentamiento entre Google y China muestra que los gobiernos
incluyen en la tarea a grandes empresas como el buscador más usado en
la red. “La presión sobre estas compañías continuará creciendo”, estima
Palfrey.
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